
Las hojas con sus tintes anaranjados,
envuelven el suelo de mi patio.
Los charcos de barro,
de la lluvia de ayer,
manchan libremente el camino hacia al prado.
Con el otoño viene el frío y la lluvia,
y el cielo siempre nublado.
Por culpa de la lluvia y los charcos,
en el pueblo los infantes no juegan.
Todos encerrados en sus casas,
aburridos, sin saber que hacer.
En la plaza solo quedan los sabios,
que en vez de discutir permanecen callados.
Solo se puede escuchar el castañuelo de los dientes,
provocado por el gélido viento otoñal.
Las hojas de color ocre,
inundan las baldosas del patio.
Los charcos de barro,
de la lluvia de ayer,
obstaculizan el camino hacia el prado.
Con el otoño viene el frío y la lluvia,
y el cielo envuelto en nubes grises.
Por culpa del otoño,
los niños no pueden salir a jugar.
Encerrados en sus casas,
aburridos, sin saber que hacer.
En la plaza aún estan los sabios,
que en vez de discutir permanecen callados.
Solo se puede escuchar la dentera de los sabios,
provocado por la gélida ventisca otoñal.